Empiezas porque te gusta lo que ves
Cómo mantener una rutina de entrenamiento exigente a largo plazo a pesar de no ver resultados.
La mayoría de las personas que logran mantener el entrenamiento como un hábito durante años es por dos razones:
Empiezan porque les gustan los resultados que ven en otras personas
Continúan porque les motiva el progreso que logran en poco tiempo
El problema es que poco a poco este progreso se vuelve cada vez más lento, incluso imperceptible.
¿Cómo mantener entonces una rutina de entrenamiento tan exigente si no ves cambios en varios meses?
El poder de las hormonas
Generar un entorno hormonal saludable no solo te ayuda a mantener un porcentaje graso saludable y estar más en forma.
Las personas que entrenan con intensidad, se alimentan de forma nutritiva y toman el sol con frecuencia, presentan una mayor sensación de bienestar.
Ese es uno de los principales motivos por los que, aun en el caso de que saquen una pastilla que replique los beneficios de todos estos hábitos sin levantarte del sofá, los resultados serían totalmente diferentes.
¿No te ha ocurrido?
Tienes un día malo en el curro, vas con el tiempo justo para llegar a tus citas y encima te surge algún imprevisto.
Finalmente, llegas al gimnasio, te pones tu música, sacas el entrenamiento, te vas dando un paseo hasta casa tomando el sol y de repente el día ha cambiado.
Cómo aplicarlo para mejorar tus hábitos
Es probable que no todos los días tengas las mismas ganas y motivación para ir a entrenar.
De hecho, dos de cada cuatro entrenamientos los saco por impulso, es decir, lo hago porque es lo que me toca y sé que automáticamente me sentiré mucho mejor.
Algo que me ayuda mucho y quizás a ti también.
En lugar de pensar en todos los ejercicios que tienes por delante para el entrenamiento de ese día, pon el foco solo en el primero de ellos, calentando bien, haciendo dos o tres series de aproximación e intentando superar tus marcas anteriores.
En muchas ocasiones lo más complicado es arrancar, por lo que hacerlo de esta forma te puede ayudar a que el resto de la sesión resulte más llevadera.
Cambiar de rutina de entrenamiento
Si lo anterior no te funciona y te resulta complicado mantener el plan a largo plazo, puede que lo único que necesites es cambiar el plan y utilizar un enfoque diferente.
Personalmente, he probado a lo largo de los años muchas rutinas de entrenamiento con objetivos muy similares.
Fullbody, Weider, Torso-Pierna, PPL, PHAT…
Los resultados con todas ellas han sido buenos, lo que afirma mi teoría de que con un volumen mínimo suficiente y la intensidad adecuada, el progreso está asegurado.
No tengas miedo en probar y cambiar cuando el plan no se adapte bien a tu estilo de vida, pero mantenlo el tiempo suficiente para sacar conclusiones y seguir aprendiendo.
Si, por el contrario, estás a gusto con lo que ya tienes y te motiva entrenar de esa forma, no tengas prisa por hacer cambios o buscar alternativas. Has encontrado tu punto dulce y es hora de disfrutarlo.